Exigimos coherencia entre el discurso y la acción de Tamara Adrián

Desde hace unos 20 años, la abogada Tamara Adrián, la mujer que hoy día es la primera diputada transgénera y lesbiana electa en Venezuela y Latinoamérica, es considerada por muchas personas un símbolo de defensa de derechos para las personas LGBTI en Venezuela - razón por la cual pudiera ser que llega a ocupar el puesto de diputada suplente en el Parlamento-. No obstante, su discurso acomodaticio y su falta de compromiso con la lucha por la reivindicación de la dignidad de las personas LGBTI la aleja de esta imagen que se ha labrado.

Todo comienza cuando en 2005 interpone un recurso ante el Tribunal Supremo de Justicia para el reconocimiento de su derecho a la identidad de acuerdo a su autopercepción del género, toda vez que la Diputada Adrián a esa fecha ya había sido sometida a una operación de reasignación de sexo en Tailandia.

Ahora bien, en 2003 apoya a la Asociación Civil Unión Afirmativa (UNAF) dirigida para aquel entonces por José Ramón Merentes, para interponer ante el TSJ un recurso de interpretación del Articulo 77 en contraposición con el 21, ambos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), que básicamente exigía el pronunciamiento de este máximo organismo de justicia sobre la posible discriminación existente para las parejas conformadas por personas del mismo sexo en el acceso a las uniones estables de hecho equiparables al matrimonio y el cual dio origen a la Sentencia TSJ-SC-190/2008 (5 años después).

Ya para el año 2010, Tamara Adrián publicaba en sus redes sociales, lo que ya en muchos países del mundo comenzaba a ser visible: la exigencia por igualdad de derechos sin discriminación, señalando claramente que cualquier otra cosa era un acto de segregación o apartheid. Incluso podemos ver cómo le responde a Elías Montaño (PJ) (hoy concejal del municipio San Felipe, Yaracuy) quien le plantea una propuesta de Uniones Civiles, basadas en la Sentencia 190/2008 del SC-TSJ.


Cuando en 2014, AC Venezuela Igualitaria lleva de la mano con 47 organizaciones y movimientos sociales, a la Asamblea Nacional el Proyecto de Ley de Matrimonio Civil Igualitario, su organización, Diverlex se suma a la entrega, reconociendo en consecuencia su legitimidad y legalidad, sin alzar las opiniones que hoy esgrime para frenar la demanda que sigue vigente.

Cuando en 2015 lanza su candidatura por Voluntad Popular – MUD a las elecciones parlamentarias, defiende el derecho a la igualdad y repudia cualquier forma de segregación, y señala en muchas entrevistas a la prensa que defenderá y promoverá el Matrimonio Igualitario afirmando que era parte del Proyecto de Cambio de la bancada opositora, razón por la cual seguramente muchas personas votaron por su partido y la coalición.

Inmediatamente de ser electa, a través de muchas más declaraciones a la prensa, continúa ratificando que en su agenda y la de la MUD el tema está planteado, sin demoras, incluso en un breve período de tiempo. La igualdad para muchas personas estaba en sus manos, aun ante el desafortunado tropiezo con las declaraciones del Secretario General de la MUD Chúo Torrealba, al cual confronta a pesar de que éste la mandara a ocupar su lugar y a someterse a la agenda de la colación gracias a la cual ha sido electa. Dando en ese momento una clara idea de la actitud de sometimiento que contradictoriamente, la diputada suplente debía asumir para poder sobrevivir en la llamada "Mesa de la Unidad Democrática".




Hoy día, vemos desafortunadas declaraciones de la Diputada, cuando en el diario el Impulso publicado el día 17 de mayo reitera, lo que ya en varias oportunidades desde su encuentro con Chúo Torrealba, lleva promoviendo. Ante la pregunta del periodista, esta es la respuesta:

-¿Por dónde deberíamos comenzar a legislar para reconocer los derechos igualitarios?
-Tenemos que comenzar por reformar la Ley Orgánica del Registro Civil para reconocer uniones estables de hecho y uniones civiles igualitarias, reconocer la identidad de las personas trans, y las situaciones internacionales. Así mismo, hay que crear una Ley Contra la Discriminación. En cuanto al tema del matrimonio igualitario, debe abordarse después de cambiar a los integrantes del Tribunal Supremo Justicia.”


Entonces nos preguntamos: ¿hay coherencia en su discurso cronológico y su acción contemporánea? ¿Es ella la persona en quien la comunidad LGBTI venezolana debe seguir confiando sólo por estar ocupando un curul en el que ahora sirve al juego político de la coalición a la que evidentemente está apegada? ¿Se le puede seguir llamando defensora de la población LGBTI o se dedicará a la Agenda de la MUD excluyendo nuestras demandas, postergándolas o, peor aún, pisoteándolas con propuestas segregacionistas como la Unión Civil “Igualitaria”, que antes deploró junto a nosotrxs?.

La propuesta de uniones civiles era mala, segregacionista, cuando la propusieron movimientos militantes chavistas —encabezados por Bases Lésbicas—, que la consignaron ante aquel consejo presidencial para la Sexodiversidad, a la cual nos opusimos quienes impulsamos la igualdad plena. Luego de asumir su curul, ahora las uniones civiles son buenas porque las está proponiendo ella, como única salida que le dejan sus actuales patrones partidistas a cambio de una presencia simbólica —primera diputada sexo-género disidente— de la que hasta ahora parecen beneficiarse solo ella, con sus intereses personalísimos, y la MUD, que usa su figura para enmascararse y contrabandear una intención de igualdad e inclusión que no termina de tocar la puerta de la casa de nadie.

¿Cuáles son las verdaderas trabas que según la Diputada Adrián nos enfrentamos? ¿Son las firmas del Proyecto de Ley que no se encuentran? ¿Es porque el TSJ declararía la inconstitucionalidad de una Ley si la aprobara el actual parlamento? ¿Es porque es sólo una diputada suplente y no puede hacer más, a pesar de haber participado en otras sesiones para la aprobación de leyes y ejercer derechos de palabra? ¿Es el criterio de la Sentencia 190/2008? ¿Es que deben cambiarse los magistrados del TSJ? ¿Es porque sugiere presentar recursos ante el TSJ, ya presentados por Venezuela Igualitaria a los que aún no se ha adherido en apoyo? ¿Nos enfrentamos a unas trabas ya existentes o nos está creando más trabas desde su nuevo discurso?.

Por todo ello, exigimos, como venezolanxs, activistas y como población LGBTI, coherencia y transparencia de quien se endilga ser representante de nosotrxs, una cosa es tener una opinión siendo activista y otra es cambiarla e imponerla siendo diputada. Ya los movimientos que luchamos por la reivindicación de los derechos de las personas LGBTI hemos dejado oír nuestras voces bien en claro en cuanto a las exigencias que hacemos a nuestros legisladores: Matrimonio Igualitario, Ley de Identidad de Género, Ley antidiscriminación, Tipificación de Crímenes de Odio y Ley de Educación Inclusiva.

Nuestros derechos no los vendemos ni aceptamos dádivas. Invitamos a la diputada y a todas aquellas personas de cualquier otro partido que dicen representarnos a que se inscriban en la verdadera reivindicación de nuestras ciudadanías y humanidades o, en caso contrario, que dejen de usar nuestras luchas como trampolín político-partidista.

AC Venezuela Igualitaria